Reproducción de artículos de este blog

Todos los artículos de este sitio Web están protegidos por los derechos de autor.
La reproducción de artículos podrá hacerse citando la fuente, el autor y la obra.
No haga con estos artículos obras derivadas.

domingo, 3 de mayo de 2015

Portfolio electrónico: competencias profesionales en red

RESUMEN
En este artículo Elena Barberá, Guillermo Bautista, Anna Espasa y Teresa Guasch, exponen el sentido y las características de un portfolio electrónico aplicado en un contexto universitario de enseñanza en línea. El portfolio que se presenta pone su énfasis en el seguimiento de los trabajos de los estudiantes basándose en el progreso continuado de las competencias profesionales que se han desarrollado a lo largo de los estudios de Psicopedagogía y que se resumen en su asignatura de Practicum. El avance de las competencias se expone mediante la publicación de evidencias de logro que documentan el nivel de progreso de las citadas competencias. El portfolio electrónico que se plantea es de carácter individual y está sostenido por un mecanismo de apoyo por parte del profesor mediante el que aporta retroalimentación continuada a los estudiantes, lo que les facilita el ajuste de sus actuaciones  a las  competencias profesionales  planteadas.


INTRODUCCIÓN
La presencia de portfolios2 en centros educativos, empresas y administraciones ha irrumpido con fuerza estos últimos años y ha creado prácticas muy diferentes que responden también a objetivos diversos. El abanico de tipologías de portfolio es muy amplio (Kimball, 2002), aunque los más utilizados se identifican: en el marco de las instituciones educativas de cualquier grado referidos al seguimiento y a la evaluación de los aprendizajes; en el marco de la empresa referidos a la compilación de los mejores trabajos de un profesional o colectivo de profesionales, y a la promoción profesional, y en el marco civil referidos al muestreo de la trayectoria vital de un ciudadano o de la recuperación de la memoria colectiva. En todos estos casos el portfolio es un instrumento que tiene como objetivo común la selección de muestras de trabajo o evidencias de consecución de objetivos personales o profesionales que, ordenados y presentados de un determinado modo, cumplen la función de potenciar la reflexión sobre cada una de las prácticas (educativas, profesionales o civiles) (Barberà, 2005). De este modo las actuaciones de la persona que elabora un portfolio están sometidas a una necesaria valoración personal (puesto que ésta es una parte constitutiva del propio instrumento) y a la externa de otros (que puede formalizarse de diferentes maneras), ya que el resultado va dirigido a un objetivo (mediante la aglutinación de las mejores actividades realizadas en un período de tiempo documentadas convenientemente en el trabajo o en un centro educativo, por ejemplo, se puede: ser evaluado a lo largo de un curso, buscar trabajo, promocionarse en la misma empresa, describir la trayectoria vital, etc.).
Concretamente en este artículo nos centraremos en el portfolio del estudiante, que tiene por objetivo fundamental el desarrollo de las competencias que éste necesitará para su práctica profesional y que se enmarca en un contexto académico universitario.

Por otra parte, en las últimas décadas la incorporación de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), y la enseñanza mediante entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje, ha favorecido la  proliferación de experiencias y estudios centrados en los portfolios electrónicos3 (e-portfolios) en la educación superior. Sin embargo, estos trabajos se centran en el uso de este sistema de evaluación, en la estructura que tiene que tener, y a menudo se deja de lado la reflexión entorno al propio proceso tanto desde el punto de vista docente, es decir, del tipo de ayudas educativas que pueden ofrecer, como desde el punto de vista del estudiante, o sea, de qué exigencias le supone elaborar un portfolio de aprendizaje.
Teniendo esto presente, el artículo se estructura en tres partes: una primera en la que explicaremos qué es el portfolio electrónico, qué ayudas pueden ofrecerse durante el proceso de elaboración del mismo y cómo debe estar estructurado; en la segunda parte explicaremos, en términos genéricos, la experiencia de un portfolio electrónico en el marco de una asignatura de una titulación universitaria, y en la tercera y última parte se presentan algunas conclusiones y consideraciones que pueden ser útiles para un profesional (docente, diseñador instruccional, etc.) que quiera implementar un portfolio electrónico en su práctica docente.

PORTFOLIO COMO SISTEMA DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
Entendemos el portfolio como un sistema de evaluación integrado en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Consiste en una selección de evidencias/muestras (que forman un dossier  o una carpeta) que tiene que recoger y aportar el estudiante a lo largo de un período de tiempo determinado y que responde a un objetivo concreto. Estas evidencias  (certificados  acreditativos,  fragmentos de películas, entrevistas, actividades académicas, apuntes, trabajos de asignaturas, entre otras) permiten al alumno demostrar que está aprendiendo, a la vez que posibilitan al profesor un seguimiento  del  progreso  de este aprendizaje.
Las evidencias tienen que acompañarse de una justificación y una reflexión del estudiante, en que ponga de manifiesto la relación entre la evidencia y el aprendizaje. Estas contribuciones le ayudan a tomar conciencia de qué y cómo va aprendiendo, al mismo tiempo que le permiten regular su proceso de aprendizaje y de estudio. Esta cualidad de reflexión constante sobre el propio aprendizaje convierte el portfolio en un sistema de evaluación coherente en el marco de la evaluación continuada y formativa (Coll et al., 2004).
La evaluación por carpetas se concibe como un tipo de evaluación alternativa (Mateo et al., 2005), lejos de la más tradicional, ya que se basa en la negociación y en el intercambio comunicativo entre el profesor y el estudiante durante el desarrollo del portfolio. El alumno tiene un papel fundamental como persona activa en el proceso evaluativo, que tiene que ser consciente de su progreso en el aprendizaje identificando qué aspectos domina y cuáles tiene que mejorar.

En la actualidad las TIC aportan muchas potencialidades a la hora de diseñar y elaborar un portfolio. En esta línea, las TIC pueden ayudar en la elaboración de las evidencias que conforman el portfolio y también pueden actuar como plataforma base del proceso de enseñanza y aprendizaje; en este caso el portfolio quedaría implementado en la misma plataforma. Cuando hablamos de portfolios electrónicos hacemos referencia, básicamente, a este segundo uso de las TIC.

Dado que nos estamos refiriendo a un portfolio electrónico, y que por lo tanto se utiliza de manera asincrónica  y escrita, las ayudas tienen algunas características diferentes y se convierten en un factor importante para garantizar el éxito del proceso de enseñanza y aprendizaje. Entendemos las ayudas educativas, desde una perspectiva socioconstructivista (Colomina  et al., 2002), como  mecanismos que tienen que facilitar al estudiante la construcción de conocimiento.  En  un  entorno  virtual, las ayudas pueden ser proporcionadas por el profesor, como agente experto en  el  contenido  del  aprendizaje, por un compañero del aula o por la misma plataforma tecnológica. Siguiendo la propuesta de Onrubia (2005), estas ayudas del profesor tienen que permitir la «adaptación dinámica, contextual y situada entre el contenido que tiene que aprenderse y lo que el alumno puede aportar y aporta al aprendizaje en cada momento». Las ayudas no se ofrecen al azar, o sólo cuando el estudiante las reclama, sino que «siempre deben estar en función y deben tener en cuenta los cambios en la actividad mental constructiva del estudiante».

Las ayudas educativas en un portfolio electrónico4 pueden organizarse a partir de diferentes aspectos. En  primer lugar distinguimos que, en función del tipo de información que facilitan, pueden ser:

a) Conceptuales, o b) Procedimentales-estratégicas, y su contenido puede estar relacionado con la concepción del portfolio (definición de portfolio, de evidencia, tipos de evidencia,...) o también con aspectos de tipo tecnológico (qué significa editar una evidencia, publicar el portfolio electrónico,...). Estas ayudas, al mismo tiempo, pueden ser de diferentes tipos según cómo aparecen o se visualizan en el portfolio electrónico: 1) Ayudas contextuales, es decir, implementadas en la misma plataforma; 2) Tutoriales, que responden a ayudas de procedimiento, y 3) Guías, o sea, documentos explicativos sobre cómo elaborar el portfolio. Pueden tener diferentes formatos: audio, web, documentos imprimibles (de diferentes formatos) o vídeo, entre otros. Estas ayudas educativas tienen que aparecer en todo su conjunto en un portfolio electrónico. No se trata, por lo tanto, de que haya de un tipo o de otro, dado que cada uno responde a objetivos y demandas diferentes.
Desde la perspectiva del estudiante, la elaboración de un portfolio académico le permitirá aprender a planificarse y a autogestionarse a partir de las orientaciones del docente, a ser más autónomo en el proceso de aprendizaje y a promover la toma de decisiones durante la actividad educativa; en definitiva, le permitirá y le facilitará la regulación de su propio proceso de aprendizaje.

ESTRUCTURA DEL PORTFOLIO ELECTRÓNICO
En general, podemos considerar que la estructura común de un portfolio electrónico formativo está caracterizada por tres fases complementarias y no necesariamente sucesivas: una primera, que es la presentación y el índice de portfolio electrónico; la segunda, que engloba la recogida, selección, reflexión y publicación de diferentes tipos de evidencias que ponen de manifiesto el aprendizaje del estudiante, y la tercera dimensión, no menos importante, es la de valoración general del portfolio electrónico. Todas las fases tienen que ir acompañadas de un seguimiento y un apoyo del docente, quien orientará al estudiante en la elaboración de su portfolio electrónico.
La presentación se constituye en una página de entrada al portfolio electrónico, en la que el estudiante expone brevemente algunos aspectos de su trayectoria personal y académica profesional previa. Se trata de una presentación personal del alumno que será pública y que servirá para darse a conocer ante el resto de los destinatarios (sólo el profesor, el resto de los compañeros de un grupo, todas las personas del aula,...).

Dependiendo de las características del portfolio electrónico que quiera desarrollarse, en este momento de inicio del proceso a menudo se negocia y se pacta con el profesor un índice sobre qué contendrá y cómo será el portfolio del estudiante. Puede ser un índice abierto, en el que se dejará más margen de decisión al alumno, o cerrado, donde las decisiones se tomarán de forma acordada con el docente o vendrán dadas directamente por éste. El objetivo del índice será orientar el desarrollo del portfolio.

La segunda fase se centra en la aportación de evidencias. Es una fase importante ya que lleva implícito el proceso de autorregulación del aprendizaje. Esta fase se divide en cuatro subfases que marcan la pauta de cómo proceder en la elaboración y aportación de evidencias (fig. 1).


FIGURA 1. Subfases de la aportación de evidencias
  a) Recogida información: desde el punto de vista del estudiante, el objetivo fundamental en este momento es recoger toda aquella información que sea susceptible de demostrar que se está progresando en el aprendizaje. Esta recogida se tendrá que hacer con un objetivo concreto teniendo en cuenta la finalidad última del portfolio electrónico. 
  b) Selección: a partir de toda la información recogida habrá que seleccionar aquella según la cual es más evidente que se ha adquirido un determinado objetivo o competencia. En este momento deberán tenerse en cuenta aspectos como la audiencia, es decir, a quién va dirigido, qué tipo de valoración se hará del portfolio, qué se ha pactado en el índice, etc.
  c) Reflexión: en esta subfase el estudiante tendrá que hacer explícita la justificación de por qué aporta aquella evidencia y no otra, así como deberá manifestar la relación entre la evidencia y el aprendizaje. Éste es un momento clave para la regulación del aprendizaje del alumno, por eso entendemos que el docente tendrá que poner especial atención anticipándose con posibles andamios que ayuden a aquél en esta regulación.
  d) Publicación: esta subfase coincide con el momento final de aportación de evidencias. Cuando se considera que ya se han aglutinado todas las evidencias y que éstas ponen de manifiesto que se han alcanzado los objetivos o competencias planteadas al inicio del proceso, aquéllas se publican o se entregan directamente al docente.

Según Barton et al. (1993), las evidencias o contribuciones de los estudiantes para el portfolio electrónico pueden ser de diferente tipología: a) Artefactos, son evidencias que provienen de trabajos, títulos, certificados de la trayectoria personal y académica previa del estudiante;
b) Reproducciones, son evidencias que pueden recogerse del día a día fuera del contexto académico formal (por ejemplo: ejercicios que se hayan hecho en otro curso, actividades que se hayan planificado en otro contexto,...); c) Producciones, son evidencias que se han elaborado específicamente para el portfolio electrónico y que, por lo tanto, están relacionadas con las actividades de enseñanza y aprendizaje, y d) Avaladoras, son aquellas evidencias que se aportan mediante una tercera persona, como un director de una institución, que certifica que el estudiante ha desarrollado las competencias propuestas.
Como apuntábamos con anterioridad, la tercera fase de la estructura de un portfolio electrónico es la
valoración. A partir de las evidencias presentadas por el estudiante y del índice que alumno y profesor han compartido al inicio del proceso, hay que proceder a la evaluación. Los criterios de ésta tendrán que ser conocidos por el estudiante desde el comienzo del proceso de enseñanza y aprendizaje e, incluso, también pueden ser pactados previamente entre profesor y alumno.

En adelante concretaremos algunos de los elementos esenciales para el desarrollo del portfolio electrónico citados en este apartado en el marco de una experiencia realizada en un contexto de enseñanza universitaria en línea.

DEFINICIÓN DE COMPETENCIAS PARA EL PORTFOLIO ELECTRÓNICO EN EL MARCO DE UNA ASIGNATURA Y UNA TITULACIÓN UNIVERSITARIA
El grupo de asignaturas en las que más justificado está desarrollar una metodología fundamentada en el portfolio electrónico, tal como se ha presentado en la primera parte de este artículo, es aquel que corresponde a las que más directamente se relacionan con la profesionalización de los estudiantes. Sin duda, el Practicum de cualquier titulación lo es. En el marco de esta asignatura aplicada, el portfolio electrónico servirá, entre otras, para que los estudiantes sigan un proceso más rico y flexible de evaluación, tomen conciencia de aquello que evidencia si sus competencias relacionadas directamente con la práctica profesional están o no desarrolladas o a qué nivel lo están, y gracias al acompañamiento del profesor, conozcan cuál es el camino para evolucionar en ellas.
Ya sabemos que centrar el trabajo del estudiante en el desarrollo de unas determinadas competencias es uno de los principios metodológicos fundamentales pro- puestos en las directrices del actual Espacio Europeo de Educación Superior en formación. En el marco de cualquier titulación, de forma genérica, y en el de una asignatura, de manera más específica, esta definición de competencias será el paso previo o inicial a cualquier planteamiento metodológico, incluido el portfolio electrónico (fig. 2).
 
FIGURA 2. Ejemplo de definición de una competencia en el Practicum de Psicopedagogía
Capacidad de observar, analizar y sintetizar con la finalidad de comprender el ámbito de intervención educativa.
Definición: comprender y conocer los diferentes ámbitos de intervención implica tener un conocimiento global de la profesión acerca del ámbito y del rol profesional. Saber analizar las diferencias y similitudes entre los diferentes ámbitos, y la aptitud para trabajar y adaptar los conocimientos generales a éstos.
El conocimiento explícito de las competencias que pretenden desarrollarse en una materia o asignatura resulta especialmente importante para orientar el aprendizaje (Bautista et al., 2006). Es por esta razón que el profesor deberá definirlas y explicitarlas mediante el portfolio electrónico para generar un eje alrededor del que girará el aprendizaje y la evaluación del estudiante.

RELACIÓN DE COMPETENCIAS, EVIDENCIAS Y ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Una vez definidas las competencias debe establecerse aquello que el estudiante podrá seleccionar como evidencia(s) en relación con una o más competencias establecidas. Será a partir de ese momento cuando se inicie un diálogo entre docente y estudiante mediante recursos diseñados para tal efecto en la plataforma de enseñanza en línea. Con este diálogo se ajustará progresivamente el producto (evidencia) y se potenciará la reflexión que siempre deberá acompañar aquello que el estudiante ha seleccionado como evidencia. La propuesta metodológica que se haga en la asignatura debe darle al estudiante oportunidades de participar en diversas y variadas actividades de aprendizaje. Estas actividades propuestas por el profesor deben poder conectarse con las evidencias que se le demandan al estudiante en el portfolio electrónico. En el modelo de portfolio electrónico que presentamos, el proceso y el resultado de esas actividades no serán el objeto directo de evaluación. lo será el «diálogo» de aprendizaje y evaluación que girará alrededor de la evidencia seleccionada por el estudiante según la competencia de la cual quiera demostrar su desarrollo.

En el portfolio electrónico que se presenta, las actividades de aprendizaje son una de las fuentes de evidencias para el estudiante, pero no son la única. En este caso el estudiante podrá demostrar también sus competencias profesionales a partir de otro tipo de evidencias que trascienden el trabajo de la asignatura. La mayor o menor flexibilidad y estructuración del portfolio electrónico vendrá determinada por la posibilidad que tendrá el estudiante de seleccionar tanto las fuentes de las evidencias 
(actividades de aprendizaje,  experiencia profesional, vivencias personales, trabajos de otras asignaturas, etc.) como las propias evidencias. En la experiencia realizada en el marco de nuestro proyecto, el portfolio electrónico se enmarca dentro de una asignatura con una estructura metodológica en la que las actividades de aprendizaje contemplaban de forma muy amplia todo aquello que debía aprenderse. Estas actividades estaban relacionadas directamente con la práctica profesional (diarios de campo, proyectos de intervención, informes, diagnóstico y exploración de ámbito, etc.), por lo que se optó por sugerir algunas de las evidencias que podían ser aportadas por el estudiante y de qué actividades las podría extraer. Debido a que era la primera vez que se ponía en funcionamiento el portfolio electrónico en el marco de la asignatura de Practicum, se optó por un modelo más orientado y estructurado, que relacionara las evidencias, las competencias y las actividades de aprendizaje de forma explícita, en detrimento de una mayor flexibilidad que permitiera a los estudiantes seleccionar todas las evidencias de cualquier fuente (Fig 3.)

FIGURA 3. Ejemplo de enunciado en el que se demandan unas evidencias concretas en relación con una competencia

  COMPETENCIA: Capacidad de observar, analizar y sintetizar con la finalidad de comprender el ámbito de intervención educativa.
Como sabes, la práctica profesional del psicopedagogo se lleva a cabo en ámbitos muy diferentes. Cada uno de los ámbitos tiene sus particularidades, y eso afecta al desarrollo del trabajo del psicopedagogo. Por esta razón es importante que en tu formación adquieras la capacidad de observar, analizar y sintetizar con la finalidad de comprender bien el ámbito de intervención en el que trabajaréis. Te pedimos que reflexiones y demuestres haber desarrollado esta competencia.
Una de las tareas más importantes que has desarrollado en el Practicum I ha sido la exploración de un ámbito de intervención. En la preparación y desarrollo de este trabajo has tenido que poner en práctica estrategias para hacer esta observación y este análisis. Además, las características diferenciales y más importantes del ámbito escogido también las has tenido que explicar a tus compañeros. Además de esta actividad, es mucha la documentación y las experiencias que pueden encontrarse en la bibliografía existente que nos hablan de la tarea del psicopedagogo en los diferentes ámbitos de intervención. Sin ir más lejos, en los materiales del Practicum podrás encontrar un buen número de artículos que hablan del trabajo del psicopedagogo en diferentes ámbitos y contextos.
Para demostrar que has desarrollado esta competencia debes seleccionar dos evidencias. A continuación te ponemos dos ejemplos del tipo de evidencia que puedes escoger. Por lo menos una de las evidencias tiene que estar relacionada con lo que has trabajado durante el semestre.
Ejemplo 1: Una entrevista diseñada para conocer un ámbito de intervención psicopedagógico y un documento explicativo de su diseño, en el que se explique el porqué de las diferentes partes, el porqué de esas preguntas y no otras, qué se pretende con ellas, etc.
Ejemplo 2: La trascripción de una parte de la entrevista (aprox. dos preguntas), en las que se refleje la información que le puede servir al psicopedagogo en prácticas para conocer y comprender la tarea de intervención que se hace en aquel ámbito. Análisis en un documento de las respuestas obtenidas en relación con la información que da la entrevista para conocer el ámbito.
Ejemplo 3: Se pide un documento que describa las características diferenciales del ámbito escogido en relación con otro de los presentados por los compañeros. La información de éste puede obtenerse de cualquier fuente.
Posibles formatos de evidencia:
Documento de texto (Word o compatible).
Opcional: fragmento de la entrevista transcrita en formato mp3.


VALORACIÓN DE LAS COMPETENCIAS EN EL MARCO DEL PORTFOLIO ELECTRÓNICO
 
El proceso de selección y presentación reflexiva de las evidencias sigue un camino complejo que es asistido por las diferentes ayudas desplegadas por el profesor. Para ello, la plataforma contempla distintos espacios de diálogo y seguimiento, así como también dispositivos que informan a docentes y estudiantes del estado y el grado de desarrollo de sus evidencias en relación con la
adquisición de las competencias marcadas. Entre todos estos dispositivos que colaboran a la progresiva valoración de las
competencias planteamos la elaboración lo más compartida posible de una rúbrica de evaluación. En forma de cuadro de doble entrada, la rúbrica de evaluación presenta y explicita aquellos criterios e indica- dores, a diferentes niveles de concreción, que le sirven al profesor y al estudiante para situar el desarrollo de una competencia en uno u otro grado de consecución (tabla 1).

TABLA 1. Ejemplo de rúbrica parcial relacionada con una competencia

Competencia:
B. Capacidad de observar, analizar y sintetizar con la finalidad de comprender el ámbito de intervención.
Nivel de consecución:
 
1. Experto
B11. Extrae de forma excelente las ideas más significativas del conocimiento del ámbito y del rol profesional.
B12. Analiza y sintetiza de forma excelente las diferencias y similitudes entre ámbitos y los diferentes roles profesionales, y justifica su análisis.
2. Avanzado
B21. Extrae de manera explícita las ideas más significativas del conocimiento del ámbito y del rol profesional.
B22. Analiza y sintetiza de manera explícita las diferencias y similitudes entre ámbitos y los diferentes roles profesionales, y justifica su análisis.
3. En desarrollo
B31. Extrae correctamente las ideas más significativas del conocimiento del ámbito y del rol profesional.
B32. Analiza y sintetiza correctamente las diferencias y similitudes entre ámbitos y los diferentes roles profesionales, y justifica su análisis.

4. Emergente
B41. Extrae de manera poco adecuada las ideas más significativas del conocimiento del ámbito y del rol profesional
B42. Analiza y sintetiza de manera poco adecuada las diferencias y similitudes entre ámbitos y los diferentes roles profesionales, y justifica su análisis.
 

5. Pendiente

B51. No extrae las ideas más significativas del conocimiento del ámbito ni del rol profesional.

B52. No analiza ni  sintetiza las diferencias y similitudes entre ámbitos ni los diferentes roles profesionales, ni justifica su análisis.
 A MODO DE CONCLUSIÓN

En el marco del diseño y del desarrollo del portfolio electrónico planteado, y atendiendo a variables tecnológicas y pedagógicas, presentamos un conjunto de orientaciones que pueden ser de utilidad a todos aquellos que consideren la implementación de una innovación similar en un contexto virtual de enseñanza y aprendizaje:
 
-     Introducción progresiva del portfolio electrónico a todos los participantes (profesores y estudiantes) que garantice una comprensión en profundidad de los aspectos que supone el desarrollo de la innovación. La comprensión debe incidir en los cambios y en los aspectos neurálgicos de la innovación que se introduce en comparación con los que se venían desarrollando, y tienen que ser abordados no sólo por la parte de los procedimientos sino también asegurando el cambio conceptual.
 
-     Una de las formas básicas pero imprescindibles de contribuir a la comprensión profunda y compartida de lo que significa el diseño y el desarrollo de un portfolio electrónico es idear un conjunto de medidas de acompañamiento. Estas medidas dependerán del contexto específico de aplicación y pueden ir desde el planeamiento de un taller virtual de introducción al portfolio electrónico hasta un tutorial explicativo automatizado, pasando por la posibilidad de consultar unas guías detalladas paso a paso de desarrollo del portfolio electrónico (para el profesor) y de confección (para los estudiantes)
 
-    En relación con la evaluación de los aprendizajes los estudiantes agradecen tener claras las competencias y su correspondencia en grados de consecución, por lo que se recomienda tener visibles las competencias evaluables, juntamente con los criterios de evaluación y sus niveles de logro. Uno de los puntos fuertes del portfolio electrónico es la retroalimentación externa que el estudiante recibe de su trabajo y, si se cuenta con el detalle de los criterios de evaluación y sus niveles de logro, la comunicación valorativa puede automatizarse en un primer momento, lo que guía las mejoras que debe introducir el estudiante de un modo casi inmediato.

-     Es recomendable prever los puntos de dificultad de la asignatura en la que se implemente el portfolio electrónico para no confundir a los estudiantes o aportarles una carga extraordinaria, pero, además, el mismo portfolio electrónico que se seleccione o elabore tecnológicamente debe incluir informaciones y ayudas contextuales que despejen cualquier duda procedimental en el mismo momento en el que el estudiante está tomando decisiones en dicho ámbito.
 
-     En el plan docente de la(s) asignatura(s) que introduzcan un portfolio electrónico debe planificarse: la naturaleza de evidencias que se presentarán en el contexto del desarrollo de las competencias profesionales, el tipo de versiones relacionadas con las evidencias de trabajo, la temporalización de las entregas de las evidencias, la relación con actividades de aprendizaje previas y actuales, etc.

-     En dependencia de los objetivos que se persigan en la docencia, podrá proponerse una valoración cualitativa, de proceso o final, de las evidencias entre iguales que aporten elementos particulares procedentes de compañeros. Esta dinámica crea una situación de regulación educativa y de comunicación didáctica de interés para el estudiante que emite la valoración, para aquel que la recibe y para el grupo de la clase.


1 Trabajo relacionado con el proyecto de innovación MQD otorgado por la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación (AGAUR, Agència de Ges- tió d’Ajuts Universitaris i de Recerca) titulado Portfolios electrónicos para evaluar las competencias profesionales en la Red (2004-2006). Equipo de innovación: Elena Barberà (coord.), Guillermo Bautista, Anna Espasa, Teresa Guasch, Jordi Planella y Laia Canet.
2 Mantenemos el término inglés portfolio por el alto consenso que aglutina en las diferentes prácticas citadas y con el ánimo de evitar las diferentes traducciones en los distintos idiomas, que en la mayor parte de los casos son todavía más polisémicas (carpetas o dossier de aprendizaje, por ejemplo).
3 Utilizamos portfolio electrónico sin hacer distinción con el portfolio digital, a pesar de que autores como Barret (2001) diferencian el portfolio digital porque las evidencias que se incluyen pueden ser leídas mediante computadora.
4 Para más detalle, véase Guasch et al. (2006).

BIBLIOGRAFÍA

BARBERÀ, Elena (2005). «La evaluación de competencias complejas». EDUCERE. Vol. 31, pág. 497-504.
BARRET, Helen (2001). «Electronic portfolios = multimedia development + portfolio development: The electronic portfolio development process». En: Bárbara L. CAMBRIDGE [et al.] (eds.). Electronic portfolios: Emerging practices in student, faculty, and institutional learning. Washington, DC: American for Higher Education.

BARTON, James; COLLINS, Angelo (1993). «Portfolios in teacher education». Journal of Teacher Education. Vol. 44, pág. 200-210.

BAUTISTA, Guillermo; BORGES, Federico; FORÉS, Anna. (2006). Didáctica universitaria en entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje. Madrid: Narcea Ediciones.

COLL, César; MARTÍN, Elena; ONRUBIA, J. (2004). «La evaluación del aprendizaje escolar: dimensiones psicológicas, pedagógicas y sociales». En: César COLL, Jesús PALACIOS, Álvaro MARCHESI (comps.). Desarrollo psicológico y educación. Psicología de la educación escolar. Madrid: Alianza Editorial. Págs. 549-597.

COLOMINA, Rosa; ROCHERA, M.a  José (2002). «Evaluar para ajustar la ayuda educativa». Cuadernos de Pedagogía. Vol. 318, pág. 50-55

GUASCH, Teresa; ESPASA, Anna (2006). «E-portafoli: les ajudes educatives des d’una perspectiva socio-constructivista». En: Jornades en Xarxa sobre l’Espai Europeu d’Ensenyament Superior.
KIMBALL, Miles A. (2002). The web portfolio guide. Creating electronic portfolio for the web. EUA: Longman Publishers. Pág. 7-8.
MATEO ANDRÉS, Joan; MARTÍNEZ OLMO, Francesc (2005). L’avaluació alternativa dels aprenentatges. Barcelona: Institut de Ciències de l’Educació de la Universitat de Barcelona. [Fecha de consulta: 11/07/2006].
ONRUBIA, Javier (2005). «Aprender y enseñar en entornos virtuales: actividad conjunta, ayuda pedagógica y cons- trucción del conocimiento». RED: Revista de Educación a Distancia [artículo en línea]. N.° monográfico II. [Fecha de consulta: 11/07/2006].
//www.um.es/ead/red/M2/>


Para citar este documento, puedes utilizar la siguiente referencia:
BARBERÀ, Elena; BAUTISTA, Guillermo; ESPASA, Anna; GUASCH, Teresa (2006). «Portfolio electrónico: desarrollo de competencias profesionales en la Red». En: Antoni BADIA (coord.). Enseñanza y aprendizaje con TIC en la educación superior [monográfico en línea]. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC). Vol. 3, n.° 2. UOC. [Fecha de consulta: dd/mm/aa]
ISSN 1698-580X
NOTA: Esta obra está bajo la licencia Reconocimiento-No Comercial-Sin Obra Derivada 2.5 de Creative Commons. Puede copiarla, distribuirla y comunicarla públicamente siempre que especifique su autor y el nombre de esta publicación, Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC); no la utilice para fines comerciales; y no haga con ella obra derivada. La licencia completa se puede consultar en: